Pasar casi todo el trabajo de la situación que ocupaban los miembros del Consejo Rector a otra con muchos equipos autogestionados y autónomos, siempre en plena coordinación con el Consejo Rector.
Nemesio Rasillo Oliver
Presidente de Brisa del Cantábrico.
Brisa del Cantábrico es una cooperativa de consumo en cesión de uso, de iniciativa social y sin ánimo de lucro, cuyo proyecto propone una doble construcción: un espacio físico en el que el colectivo social habite durante la última etapa de su vida, y una comunidad humana que, inspirada en los valores cooperativos, propicie el crecimiento personal en relación y convivencia armoniosa con las demás personas socias y el entorno social y natural inmediato.
Como comunidad senior, BdC pretende colaborar en la resolución de un grave problema social –derivado del envejecimiento de la población–, desarrollando una alternativa al modelo de residencias habituales.
Además de combatir los tres grandes males que aquejan a las edades altas, soledad, aburrimiento e impotencia, trabajaremos preventivamente para retrasar al máximo la dependencia en cualquiera de sus formas. Y, cuando esta llegue, aplicaremos los protocolos derivados de la Atención Integral Centrada en la Persona (AICP) cuyo objetivo es potenciar al máximo las capacidades y aminorar las limitaciones de las personas dependientes. Será un espacio finalista con atención profesionalizada. Los gastos de la dependencia se distribuirán mancomunada y solidariamente entre todas las personas socias de pleno derecho.
Brisa del Cantábrico se ubica en Meruelo (Cantabria). Cuenta con nueve hectáreas de terreno rústico –en trámites de recalificación–, en el que se edificarán 200 casas (de 50 y 40 m²), dos Unidades de Convivencia (con 10 habitaciones individuales cada una), edificios comunes (4.000 m²) y 20 apartamentos para visitantes. Pero, sobre todo, cuenta con más de 400 personas socias, de edades escalonadas (14 por año de nacimiento de 50 años en adelante), un 35% de las cuales provienen de Cantabria y el 65% restante, de las demás CCAA.
La Cooperativa nació en el año 2013, en el seno de un pequeño grupo de personas residentes en los municipios de las Siete Villas (Cantabria) a las que unía la preocupación por el futuro. Ya entonces éramos conscientes de la importancia de sumar esfuerzos y voluntades, lo que nos impulsó a organizar diversos grupos de trabajo sobre temas específicos coordinados por un miembro del Consejo Rector.
En el año 2018, el éxito de nuestro proyecto quedó claramente refrendado. Contábamos ya con más de 400 personas socias. El número, diversidad y dispersión de las mismas se convirtió en tema recurrente en la mesa de reuniones del CR. Hablábamos repetidamente de “participación”. Pero no lográbamos dibujar un esquema organizado para ponerla en práctica.
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Fue entonces cuando contactamos con Hobest Consultores y conocimos a Maite Darceles. Esperábamos que ella, una vez analizada nuestra empresa, nos aportara un buen recetario con instrucciones precisas de lo que debíamos hacer. No fue así. Nos habló de un objetivo abstracto: “que vuestra organización se construya y desarrolle colectivamente sobre dinámicas de participación abiertas y mantenidas en el tiempo”. O, en otros términos: “vuestra meta ha de ser pasar de una situación en la que prácticamente todo el trabajo lo desempeñan los miembros del CR, a otra en la que haya muchos grupos autogestionados y autónomos, siempre perfectamente coordinados con el Consejo Rector”.
“Eso exactamente es lo que nos gustaría lograr”, dijimos, “pero… ¿cómo se hace?”.
En la respuesta de Maite aparecieron las dos grandes palabras que nos han acompañado desde entonces: proceso participativo.
Fue así como, en el 2019, iniciamos el desarrollo de nuestro proceso participativo, con el despliegue de un trabajo colectivo de reflexión, debate y definición de la razón de ser de BdC, de los ejes estratégicos que debíamos impulsar en nuestra Cooperativa y, asimismo, de las formas de trabajo y gestión de las que teníamos que dotarnos.
La colaboración de Hobest ha continuado en este pandémico y telemático año 2020, con el objetivo claro de construir la estructura concreta de organización y gestión participativas.
Convenientemente establecida la hoja de ruta por Maite Darceles, el colectivo participante, ha ido aprendiendo a hacer haciendo, en un proceso vivo y no exento de dificultades, en el que:
- Hemos llegado a consensos sobre nuestra razón de ser y sobre los ejes estratégicos de nuestro proyecto.
- Hemos ido asumiendo unos principios, un lenguaje y unos objetivos comunes.
- Estamos concretando esos principios en órganos de participación directa y toma conjunta de decisiones a través de los diversos grupos de trabajo y los Grupos de Proximidad –grupos territoriales para facilitar la participación: Cantabria, País Vasco, Madrid, Sur–.
- Estamos testando y poniendo en funcionamiento esos grupos de trabajo y Grupos de Proximidad como instrumentos de información y debate de determinados temas de interés colectivo, antes de la celebración de la Asamblea anual a cuya consideración esos temas serán sometidos.
- Estamos analizando cuidadosamente los aspectos a mejorar: coordinación, procedimientos…
Por otra parte, en estos últimos meses del año, la colaboración de Maite se dirige al análisis del funcionamiento y dinámicas de trabajo del propio Consejo Rector, con el objetivo de descentralizar los cometidos, aprovechar más el potencial del grupo y ser más eficientes.
Todo ello nos permite pensar que las dos grandes palabras: proceso participativo, han dado lugar a una estructura de participación que está a punto de completarse.
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Maite Darceles nos ha acompañado durante estos casi dos años. A lo largo de tantos meses se ha mostrado siempre próxima y dispuesta a escuchar nuestras dudas, inquietudes, resistencias, etc. Se ha implicado intensamente en nuestro proyecto. Ha promovido una relación basada en la confianza mutua y la empatía. Y ha desempeñado un doble trabajo muy meritorio: hacer que las piezas del proceso participativo fueran encajando en una estructura operativa y, a la vez, que esas piezas encajaran también en las mentes de quienes participábamos. No ha sido tarea sencilla. Se precisa un gran esfuerzo de reflexión colectiva e interiorización de los escenarios deseados para lograr que las formas habituales de proceder vayan cambiando. Y en ese punto, Maite ha puesto su mayor empeño. Por otra parte, procede destacar los siguientes detalles de su particular forma de hacer:
- Conduce, pero no adoctrina. Son los grupos de trabajo los que llegan a sus propias conclusiones.
- No contesta a las preguntas en demanda de soluciones inmediatas. Las remite como guion para que sean trabajadas en los grupos.
- No asume un papel protagonista. Su persona se diluye, se quita del medio y deja que el protagonismo recaiga sobre los grupos, sus portavoces, el resto de los participantes…
- Observa y orienta adoptando siempre un perfil discreto. De esta forma, curiosamente, los grupos sienten que todo lo hacen ellos. Y que lo logrado se debe a lo bien que se han organizado, deliberado y aportado ideas.
Sospechamos que a Maite le debe producir una gran satisfacción que pensemos eso precisamente.
Escrito en Cantabria, a 6 de octubre del 2020
Fdo.:
Nemesio Rasillo Oliver: Presidente de Brisa del Cantábrico
Karmele Torrontegui Zubiaur: Vocal del Consejo Rector
Aurelio Escribano Reinosa: Secretario del Consejo Rector